Acostumbrados a las hazañas, pensamos que se podrÃa. El miedo ahà estaba, pero conocÃamos el potencial anÃmico.
No se pudo. El rival supo aprovechar los 90 minutos en los que fue superior y América desperdició la ida. Ahà perdió la final.
No con el árbitro, no en Monterrey. En el Azteca.
Asà que con esa lógica queda atrás toda polémica de si fue o no fue. No hay pretextos y no somos una afición cualquiera para necesitarlos. Demostremos que podemos ser una afición inteligente y no visceral: no más videos de americanistas chillones, por favor: ¡Ni que fuéramos el Cruz Azul! No alimentemos esa falta de glamour en esta bonita actividad de ‘ser aficionado’. (Ya escribiré más delante de la forma como manejo las burlas).
Se pierde con la cabeza arriba, reconociendo los fallos y apreciando los aciertos contrarios, como quien sabe de futbol y lo analiza con la cabeza frÃa que se debe tener en este juego.
Culpas, sobran. Y me refiero a que sobra querer apuntar a una, dos o tres cabezas. Esto es un equipo y aún cuando unos funcionaron mejor, se falló como sistema y ahà no hay nada que hacer.
Entre más leo –opiniones particulares, notas, columnas-, más me doy cuenta de la bendita polarización que tenemos. ¡Qué aburrido que todos pensáramos igual!
Y mientras que a mà me parece que Darwin armaba las jugadas y generaba peligro–a pesar de sus constantes fallos-, otros lo crucifican.
Mientras que unos pensaban que los cambios de Ambriz nos sepultarÃan, al menos sirvieron para no ser goleados.
Mientras que cercanos me aseguraban la final porque ‘el América compra todo’, esto sirve para demostrarle que no, incluso en año de Centenario. (Cuántas veces el equipo ha perdido incluso el dÃa de su aniversario…bastantes).
Mi papá me enseñó a reconocer cuando se pierde mal, cuando se pierde bien y cuando en verdad hay injusticias. Esta vez se perdió bien, con la frente en alto, luchando y nada, no hay más.
EL PILÓN
Recién me dieron las gracias –yo considero que injustamente- de mi trabajo.
Ya habÃa entendido –mi cerebro- lo que de forma no oficial sabemos que sucedió con Mohamed en el club, pero justo en este contexto, lo asimilé en su totalidad. Vivo esperando el dÃa que pueda dar una cachetada con un guante tan blanco, pulcro y elegante como lo fue el partido de vuelta de Monterrey. No lo planeo y como Mohamed, me dedico a echarle ganas a lo mÃo. Pero si se me atraviesa la oportunidad, bienvenida. No es venganza, es bienestar mental.
Twitter: @monida