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Por: Héctor R. Hernández (@realidadamerica)
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Por Héctor Hernández
Hoy 26 de mayo de 2022 lo más importante no es recordar que se trata de una fecha significativa para el americanismo debido a que:
A) El de 1974 fue el debut del MÁXIMO estandarte del Americanismo: Alfredo Tena, jugando la final de Campeón de Campeones contra el Cruz Azul.
B) El de 2002 gracias a Adolfo Ríos y con un gol de Hugo Castillo el América rompió una sequía de 13 años sin Ligas.
C) El del 2013 gracias a Moisés Muñoz que provocó un autogol y luego detuvo un penal, el América se coronó contra Cruz azul y obtuvo su Liga 15.
Hoy 26 de mayo de 2022 lo más relevante es saber que Santiago Baños seguirá como presidente del América porque "maneja con claridad las finanzas y no entra en temas de comisiones con los representantes" (según el Francotirador de Récord https://www.record.com.mx/columnistas-francotirador/santiago-banos-no-saldra-de-america-por-ahora) a pesar que sus números deportivos son paupérrimos.
Y hoy también se dice que será ratificado Fernando Ortiz, el técnico interino que dejará de serlo para ser ya el entrenador del Club América, a pesar que en las semifinales contra Pachuca demostró estar muy lejos en el aspecto reacción y acción, cuando en la ida hizo el primer cambio al minuto 83 cuando ya le habían empatado y en la vuelta simple y sencillamente se quedó petrificado y al medio tiempo cuando se fue perdiendo 0-2, regresó al segundo tiempo sin ningún cambio ofensivo, mucho menos estratégico, más allá de meter a un central por otro, y esto debido a una lesión. Estático, helado, muerto, paradito de dedicó a ver como el Pachuca le pasaba por encima al América y no hizo nada nada. Todavía se aventó la puntada de al minuto 60 hacer ¡otro cambio de hombre por hombre -Martín por Viñas- sin moverle mucho!
Hizo lo mismo que el tan criticado Santiago Solari: llegó a la instancia definitiva y desapareció. Por mucho menos alguna vez corrieron al Bicampeón Jorge Vieira cuando gracias a un penal inventado por el árbitro Garza y Ochoa por una mano de Gonzalo Farfán fuera del área quedó eliminado en las semis de la 89-90 contra la U de Guadalajara o a otro bicampeón Miguel Ángel el "Zurdo" López que heroicamente cayó derrotado en aquella semifinal vs los Tecos de la UAG en la 93-94. Ellos, técnicos hechos y derechos, consagrados, y con laureles en la institución vieron cortada su continuidad por no cumplir el objetivo de llegar a la final.
Al parecer, seguirá en el equipo, y lo importante sería que de esta aprenda. Cierto, él no falló los goles que el chileno Valdés erró y por los cuales el América quedó fuera, pero deberá aprender mucho más y tener capacidad de reacción.
Desde mi punto de vista, creo que sería mejor que llegara un entrenador con más camino recorrido y que Ortiz fuera su auxiliar para que aprenda más y se fuera curtiendo.
Pero como yo no soy quien decide, ni seguir comentando esto. Lo verdaderamente lamentable para nosotros, los aficionados americanistas es el hecho que la persona que "dirige" al equipo seguirá como presidente, solo por el hecho de entregar unas finanzas impecables.
Y la pregunta del millón es, ¿y los resultados deportivos?... y mientras tanto, que siga rodando el balón, ¡hasta la próxima!
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Luis Miguel Barberena un caballero con clase.
Viernes, 13 Mayo 2022 17:25 Publicado en Héctor Hernández
Luis Miguel Barberena Duarte, nació en la ciudad de México el 26 de Noviembre de 1953. Hijo de don Martín José Barberena Posada y de doña Lucía Duarte de Barberena, fue un joven educado, culto, de buena familia, apegado a los valores que ésta le trasmitió desde su nacimiento.
Fue en el año de 1970 en que jugaba en el equipo Real Madrid, de la Liga Española Amateur, del Distrito Federal donde el entrenador americanista, José Antonio Roca, lo vio disputar un partido contra el Deportivo Asturiano y de inmediato lo invitó a formar parte del Club América.
Llegó antes de ser mayor de edad a Coapa y debutó contra el Zacatepec en la liga 70-71 cuando tenía 17 años, 4 meses y 30 días; siendo lateral, la lesión de Luis Haneine lo obligó a entrar como central y lo hizo muy bien. Pasaron dos temporadas y se hizo de la titularidad a los 19. En la campaña 72-73 hubo una épica batalla campal entre los Cremas y los Toros del Atlético Español, donde Antonio Zamora, titular hasta entonces, fue iniciador y participante activo de la trifulca resultando suspendido por varios partidos. Ahí Roca mandó al juvenil Barberena al quite, y jamás soltó el puesto hasta que se lesionó cuatro años más tarde.
Esa misma 72-73 fue elegido como uno de los mejores tres jugadores del América, junto a Carlos Reinoso y Enrique Borja. Sin duda alguna es de uno de los defensas centrales más finos en la historia americanista.
Formó una extraordinaria dupla que con el ‘Confesor’, Miguel Ángel Cornero, habiendo hecho también interesante pareja con Lino Espín, Javier 'Pierna Fuerte' Sánchez Galindo y por supuesto con su maestro en la central, Guillermo, ‘Campeón’ Hernández a quién sin duda le aprendió muchísimo. Todavía le tocó, guiar en su tiempo, al ‘Capitán Furia’, Alfredo Tena.
Elegante en su juego, tenía mucha clase, salía jugando con el balón, era rápido y algunas veces fue hasta capitán americanista. Integrante de una época dorada de los años 70’s, que marcó el regreso al protagonismo de los Millonetas, fue todo un caballero dentro de las canchas, y jamás recibió una tarjeta roja jugando para los Canarios.
A finales de la temporada 75-76 tuvo una grave lesión, lo que orilló a que lo operaran la rodilla y para la siguiente campaña, el entrenador Raúl Cárdenas, lo utilizó poco, porque entre su rehabilitación y el surgimiento de jóvenes valores como el propio Tena y el jarocho Eduardo Rergis, no tuvo mucha actividad, por lo que pidió su cambio para el campeonato 77-78.
Lamentablemente las lesiones no lo dejaron en paz y eso mermó sus cualidades y tuvo que retirarse joven.
Fue Campeón de Liga en 70-71 y 75-76, Campeón de Copa en 73-74 y Campeón de Campeones en 75-76. Está dentro de los mejores jugadores en toda la historia del Club América, y siempre se le recordará además de por su clase, su lealtad, su entrega y su dinamismo. ¡Un jugadorazo!
Además de jugar con los Cremas, fue jugador del Atlético Español, Puebla y Toluca.
Siempre se destacó como futbolista, pero más como ser humano. Gran hijo, extraordinario padre. La vida se lo llevó joven, a los 53 años, porque seguramente había una misión importante en el cielo para él.
Luis Miguel Barberena, un gran americanista que escribió con letras de oro su nombre en nuestra historia, al que jamás olvidaremos. … y mientras tanto, que siga rodando el balón, ¡hasta la próxima!
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#ElPlacerDeAprender
¿Qué tal eran los entrenadores del Club América como futbolistas?
Martes, 03 Mayo 2022 20:34 Publicado en Héctor HernándezCarlos de los Cobos, ejemplo de americanista
Lunes, 18 Abril 2022 19:13 Publicado en Héctor Hernández
“Yo le empecé a ir al América de niño porque mi padre le iba a ese equipo y nos sentábamos a ver los juegos juntos”, me dijo alguna ocasión Carlos de los Cobos.
Nacido en Matamoros el 10 de diciembre de 1958 muy joven se mudó con su familia a Querétaro. A los 16 años empezó a jugar con los Gallos Blancos en la extinta Segunda División de aquellos tiempos. Era la temporada 75-76 y para la campaña 77-78, don Alejandro Scopelli, ex entrenador de los Canarios, campeón de Copa y asesor de la directiva americanista fue a dar unas dinámicas teóricas y prácticas al conjunto queretano y al volver al entonces Distrito Federal, informó a los altos dirigentes azulcremas de la capacidad del chamaco De los Cobos a quién le había preguntado si le interesaría jugar en el equipo de Coapa.
Scopelli había pactado con directivos del equipo queretano un partido amistoso entre su equipo y la escuadra americanista, a jugarse en el estadio Municipal de esa ciudad, aprovechando que el torneo en México estaría parado por la participación de la Selección Nacional en el Premundial México 77’, eliminatoria previa a la Copa del Mundo Argentina 78’.
Dicho cotejo se disputó en octubre de 1977 y sirvió para que tanto cuerpo técnico como directiva americanista vieran en la cancha al joven futbolista oriundo de Tamaulipas. Jugó muy bien y tan entrón estuvo en el terreno de juego, que en un balón disputado con el ‘Confesor’ Miguel Ángel Cornero, fue con todo, se hicieron de palabras y esa casta y amígdalas que enseñó ante un crack como el defensa central argentino, además de su técnica individual en el terreno de juego, fueron su carta de presentación ante los ojos de la gente importante del América.
Esa jugada en la cancha le hizo ver la tarjeta roja en ese momento, pero un par de horas después vio como la vida le presentaba la más grande alegría que él hubiese deseado: terminando el cotejo, donde por cierto, se rindió homenaje a Silvano Téllez, jugador histórico de los Gallos Blancos y a Enrique Borja, recientemente retirado de las canchas, Panchito Hernández y Carlos Reinoso, vicepresidente y capitán de los Cremas, fueron a cenar con De los Cobos y con su señor padre, quien además era su guía y representante, para hacerles la invitación formal de integrar a Carlos a las filas americanistas para la siguiente temporada.
Fue así como el 10 de junio de 1978 Carlos de los Cobos llega por primera vez a los campos americanistas en Calle del Toro número 100, y se integraría a un equipo, del cual él era aficionado desde niño gracias a su padre, y en el cual estaría como jugador hasta el año de 1989, siendo entonces ya, un emblema del club.
Llegó a integrarse a las reservas azulcremas justamente cuando se disputaba el torneo oficial ‘Nuevos Valores 1978’, que se jugaría esa campaña en lugar del torneo de Copa. Y la peculiaridad de éste certamen fue que cada equipo debía alinear al menos 5 jugadores menores de 20 años por lo que él encajaba perfecto tanto en el reglamento de la competencia, como en el plantel donde otros chamacos tendrían la misma oportunidad de jugar.
Seguramente a ti querido lector, te suenan los nombres de Vinicio Bravo, Armando Manzo, Manolo Rodríguez, Javier Aguirre, Luis Rodríguez, Jorge y Carlos Garrido, Pedro Vega, Juan Antonio Luna, Jesús Mendizábal y Juventino Paredes. Pues todos ellos fueron los compañeros que debutaron igual que él en el citado torneo.
La oportunidad para Carlos de los Cobos llegó el 16 de julio de 1978, contra el Toluca en la Bombonera, hoy Nemesio Diez. Un cero a cero marcó su debut en un partido oficial de Primera División.
Se adhirió perfectamente a todo ese plantel de jóvenes que ya llevan algún tiempo más entrenando en Coapa, la mayoría de ellos participantes de los Avispones del Deportivo Morelos –sucursal americanista- de la misma Segunda División, y que debutaron igual que él en los ‘Nuevos Valores’ pero que serían llevados con tranquilidad, paso a pasito, hasta estar listos para el máximo reto: el torneo de liga.
Salvo Vinicio Bravo que debutó inmediatamente y fue titular en la 78-79, Pedro Vega que jugó un poco al final de ella así como Manolo Rodríguez y Armando Manzo que fueron prestados al Tampico, todos los demás vieron como el primer equipo sufría en la cancha en un torneo donde los Millonetas tuvieron que cambiar de entrenador en plena competencia y por lógica razón, alejó a los jóvenes de poder ser tomados en cuenta.
Pero para la siguiente, la 79-80, ya con José Antonio Roca en el timón, las oportunidades para los chamacos no faltaron y la de Carlos llegó contra el Atlas en la jornada 7 en el estadio Azteca, con victoria Crema 5-0.
Es noche la afición americanista conoció al entonces medio ofensivo, que con unas cualidades exquisitas, rápidamente fue llamado a la selección mexicana que representaría al país en los juegos de la décima ‘Universiáda’, (sí, leiste bien U-ni-ver-siá-da) que eran los Juegos Mundiales de la Federación Internacional del Deporte Universitario y donde el equipo mexicano ganó la medalla de oro, teniendo De los Cobos una gran actuación.
Volvió al América y ya siendo un futbolista clave para el técnico Roca, empezaron los triunfos tanto colectivos como individuales, y el tiempo confirmaría que su destino era jugar para las Águilas, equipo al que le empezó a ir de chico gracias a su padre. ¡Qué maravilla!
Jugador de gran y reconocido carácter, líder nato, temperamental al inicio de su carrera, sereno tiempos después, capitán varias veces. En 1982, su entrenador Carlos Reinoso lo convirtió en medio de contención, y siguió demostrando su clase, que inclusive lo llevó a la Selección Nacional para ser Mundialista en la Copa del Mundo de México 86’ donde fue el jugador americanista que más partidos disputó.
Su imagen rubia con el rostro bañado en sangre luego de la bronca contra el Neza en el partido inaugural de las nuevas Águilas en la 81-82, así como su estampa aquella vez de la pelea contra el Guadalajara en las semifinales de la 82-83, -cuando Roberto Gómez Junco llegó a burlarse a la banca americanista-, defendiendo a muerte los colores de su equipo, ya sea contra rivales y policías, lo catapultaron a la cima del estrellato por representar explicita y maravillosamente lo que un aficionado espera de un futbolista del América, que además de ser un jugador absolutamente capaz y líder dentro del terreno de juego así como como en el vestidor, es alguien que da todo por el escudo azulcrema.
Campeón de liga en 83-84, 87-88 y 88-89, campeón de campeones en 87-88 y 88-89 y campeón de Concacaf en 1987 es el palmarés de uno de los mejores jugadores mexicanos de todos los tiempos americanistas, por su clase, elegancia, entrega, y su gigante amor a los colores. Disputó 180 partidos oficiales de la temporada 78-79 a la 83-84 y de la 87-88 a la 88-89. Incluso estuvo registrado con el plantel campeón del torneo Prode 85, pero no lo jugó por estar concentrado con el TRI, que se preparaba para el Mundial.
Sin duda alguna su mejor partido lo ofreció en la final del siglo ante las Chivas Rayadas, cuando terminó jugando como defensa central debido a la expulsión de Armando Manzo.
Sin lugar a dudas, uno de los mejores medios de contención en la historia del equipo, pero más aún, uno de los mejores y más leales compañeros que cualquier futbolista desearía tener, tanto en la cancha como fuera de ella, donde además, su melódica voz, al ritmo de José José y José Alfredo Jiménez amenizó concentraciones, asados y celebraciones. Uno de sus temas favoritos siempre fue “Si nos dejan”, y coincidentemente a él, el destino sí lo dejó triunfar… y mientras tanto, que siga rodando el balón, ¡hasta la próxima!
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